
Mira mis manos, mi cara
curtida por tanto invierno:
en cada arruga de piedra
yo guardo el nombre de un muerto.
Mira mi espalda quemada 
por látigos carniceros:
en cada surco violeta
yo guardo el grito de un muerto.
Quechua fue mi padre, maya
fue el padre de mis abuelos:
desde México hasta Arauco
hay un camino de muertos.

por látigos carniceros:
en cada surco violeta
yo guardo el grito de un muerto.
Quechua fue mi padre, maya
fue el padre de mis abuelos:
desde México hasta Arauco

hay un camino de muertos.
Mira mis manos, con ellas
arañé el oro sangriento:
arañé el oro sangriento:
son manos americanas,
garras teñidas de duelo.
garras teñidas de duelo.
con piedras de sufrimiento.
a
Soy el hijo de los hijos
de un esclavo de otro tiempo:
tal vez también cuando crezca
sea esclavo el hijo nuestro.
a
Ay amor, cómo han teñido
de sangre las cosas nuestras:
la tierra que nutre al pan,
la rosa que ahoga la estrella,
el río de los barqueros,
el camino de la selva,
los tristes sueños del indio,
la paz del indio en su tierra.
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